Carta a Máximo Pradera

Estimado, o no:

Estoy convencido de que, a imagen y semejanza de la pirámide de Maslow, deberíamos elaborar una pirámide de libertades humanas. Quiero decir con esto que, una vez aseguradas determinadas libertades, deberíamos pasar a otras. Ya sabes, una especie de Candy Crush en el que vayas pasando de pantalla a pantalla una vez cumplidos unos objetivos, pero sin caramelos que explotan y la voz de un psicópata que diga “divine”. Por ejemplo, hablamos mucho de la libertad de expresión. Sin embargo, creo que antes deberíamos haber conseguido una cierta libertad de pensamiento. Considero que es más importante ser libre en nuestros juicios que expresarlos. Si no es así se invierte el orden natural de las cosas porque, en primer lugar, deberíamos pensar bien lo que decimos y después, si nos apetece, decirlo. Primero la libertad de pensamiento y después su efecto: la expresión de esas ideas. Alcanzar la libertad de pensamiento no depende directamente de un ordenamiento jurídico, sino que tiene más que ver con un proceso de investigación y de proceso correcto de esa información. Si uno sale de casa por la mañana y ve su calle mojada puede pensar que ha llovido. En cambio, si unos metros después ve que hay un camión del ayuntamiento que riega las calles, su libertad de expresión tendrá más valor porque se aproximará más a la realidad. Bueno, si es un tertuliano de los madriles seguirá diciendo que ha caído la de Dios porque para eso está en la capital del mundo mundial y la libertad de expresión sirve para decir lo que le salga de sus pelotas castizas.

Artur Mas no inventó el independentismo. Eso es irrefutable. Si antes de vomitar esa estupidez, te hubieses documentado un poco, tu libertad de expresión hubiese tenido más valor que la de aquellos que afirman que la Tierra es plana. 

El primer independentista declarado fue Josep Narcís Roca i Farreras, colaborador de “La Renaixença”. Este teórico del catalanismo de izquierdas comenzó a hablar claramente de la necesidad de tener un estado catalán en 1886, concretamente en un artículo titulado ‘Ni espanyols, ni francesos”. Este artículo motivó que se dictara una orden de prisión (typical Spanish). Repito: 1886. Aún faltaban 70 años para que el bebé Artur Mas estuviese preocupado por encontrar su chupete en la cuna. 

Los primeros grupos independentistas organizados fueron los catalanes de Cuba. Durante la guerra por la independencia de la isla muchos catalanes se posicionaron a favor de los rebeldes y su éxito inspiró al independentismo catalán. Quien no haya notado el parecido de la estelada con la bandera cubana es candidato al Memo Award of the year. Vicenç Albert Ballester, considerado el creador de la estelada a imitación de la bandera cubana, estaba en Cuba cuando se proclamó su independencia. Apunta este año: 1898. Faltaban 58 años para que Artur Mas hiciese su primera cacona en unos pañales y 123 años para que tu teoría se convirtiese en algo más fácil de refutar que la afirmación de que el campechano es virgen. 

Lo que vino después queda claro que tampoco forma parte de tu campo de investigación: en 1922 nació Estat Català, una opción netamente independentista al frente de la cual estaba Francesc Macià; la proclamación de la república catalana en 1931 que, a pesar de durar solo tres días, permitió la recuperación de la Generalitat de Catalunya abolida en 1714 por un tarado llamado Felipe V (el rey que se creía rana); la creación en el extranjero del Front Nacional de Catalunya en 1940 o la fundación en 1969 del Partit Socialista d’Alliberament Nacional (PSAN). Tampoco parece interesarte mucho saber que en 1988 entró el independentismo catalán en el Parlament de la mano de Josep Lluís Carod-Rovira y Àngel Colom. Lo que sucede es que en aquella época tenía poco apoyo social. El independentismo ha debido llenar las calles, obtener mayoría en el Parlament y desafiar al Estado para que despertéis del letargo de la restauración borbónica (otra vez fallida, como es costumbre en la Historia de España). Y es que, como ahora molestamos, os montáis la teoría de que el independentismo lo inventó Artur Mas, que es tan estúpido como si se dijese que Máximo Pradera es nieto de Rafael Sánchez Mazas, miembro fundador de la Falange. Ups, eso es cierto. Mal ejemplo.  

Prometo fer-te riure si em segueixes a les xarxes socials (fes un click):

 Twitter

 Instagram

Facebook