180 GRADOS… DE ALCOHOL

Estimado, o no:

Tienes toda la razón del mundo, español. La gente no entiende de fútbol. Ya sé que toda la vida hemos visto que en la segunda parte los jugadores cambian de portería. Y es algo a lo que nos hemos acostumbrado, como que los árbitros sean más del Madrid que el prepucio de Florentino. Pero es que, en el maravilloso estadio sandwichera de la Avenida de Concha Espina en el corasón, se ha implantado una tecnología maravillosa. No solo tiene techo por si se mojan sus millonarias vuecencias y Vinicius se vuelve un Gremlin cabreado (aunque sin agua ya lo sería), sino que en la media parte se da la vuelta al césped. Es espectacular ver cómo el terreno de juego levita y se autoaplica un giro de 180 grados, que ríete de la cabeza de la niña de El Exorcista. Pura magia.

Creo que esta tecnología se tendría que aplicar en todos los estadios. Quizás los pericos acaben en la bolera del Splau buscando la entrada, pero es un mal menor. De segunda división, concretamente. 

Desde aquí pido a Joan Laporta que implante en el Spotify Camp Nou la misma tecnología. Juguemos a despistar. Que los del VAR no sepan ni dónde están y que los penaltis injustos acaben en el área del contrario. Quizás sea la única manera de hacer frente al club Estado. 

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