16 | Abril | 2019 | BLOG SOCIETAT ANÒNIMA

sotocuñao

Estimado, o no:

No. Ya basta. Digamos no al cuñadismo. Si se puede luchar contra el hábito de fumar, se debería poder erradicar también el cuñadismo. Analicemos tu tuit:

El cantante bombero.

Arde #NotreDame y nadie ha cogido un helicóptero para apagar el fuego teniendo el Sena al lado (…). No soy bombero pero considero que los bomberos tienen más conocimientos sobre cómo apagar un incendio que un cantante. Llámame arriesgado. Por lo que sé, el agua pesa. Y por lo que es fácil imaginar, cuando lanzas una masa de agua sobre una estructura que es frágil porque está siendo devorada por las llamas, es muy probable que toda la estructura se venga abajo. Pura física.
El cantante patriota.

(…) será q aquí estamos más preparados para luchar contra los incendios. Pues quizás, no. El 12 de febrero de 2005, la torre Windsor de 106 metros y 32 plantas, se convirtió en un anuncio de barbacoas y el omnipotente Estado español no pudo hacer nada para evitarlo. Y eso que estaba el Manzanares cerca para que cientos de helicópteros del Ejército español hiciesen sonrojar a las producciones de Hollywood con su eficacia.
El cantante consparanoico.

Respecto a las causas, ya veremos, pero es un gran símbolo del cristianismo francés, en plena Semana Santa. Recuerdo a un policía local que estaba siendo entrevistado por televisión acerca de un incendio y después de afirmar que estaba actuando la policía científica y que aún no se conocían las causas dijo “es el brasero”.

¡Cómo nos gustan las conspiraciones! ¡Y cómo nos gusta saber más que nadie! Nos encanta tener la sensación de haber sido elegidos por váyase a saber qué poder divino para tener una misión en el planeta: abrir los ojos de las multitudes y anunciar que lo sabemos todo, que hemos venido para salvar al mundo. ¡Qué orgasmo! Somos los mesías de Twitter, los superhéroes de los 280 caracteres, los putos amos de las redes sociales. En el Olimpo de los dioses somos Zeus, Hera, Poseidón, Ares y, sobre todo, Atenea, la diosa de la sabiduría.

En serio, acabemos con el cuñadismo. Evitemos a toda costa el culto al cuñado porque esto va camino de convertirse en una religión. El silencio es bello cuando las palabras no lo mejoran. No pasa nada si no tenemos opinión sobre algo. No se nos morirán más neuronas si escuchamos las opiniones de los expertos. Se llama aprender. Ya sé que va en contra de la psicología de hidalgo español, capaz de arremeter contra molinos de viento aunque alguien le diga que no son gigantes, pero hagámonos un favor: no seamos cuñados.