Estimada, o no, España Global:
Yo pensaba que la Inquisición había matado al último cátaro en el siglo XIV. Hoy, sin embargo, me he enterado de que ha aumentado un 150% la visita de turistas cátaros a este remanso de paz, a este balneario con aguas medicinales llamado España, en el que de los grifos brota sangría y los domingos por la tarde, caminando a Chamartín, las mocitas madrileñas, las mocitas madrileñas
van alegres y risueñas porque hoy juega su Madrid. El caso es que no he visto a ningún cátaro por las Ramblas en busca del Santo Grial. Hay turistas que buscan costo en las tiendas de marihuana y borrachos hablando solos con la fuente de Canaletas. Pero ni rastro de un cátaro dando la chapa con doctrinas heréticas en los lavabos del Starbucks. Además, si te llamas Bertrán de Saissac, es imposible que tu nombre:
a) sea bien escrito en los vasos (igual que Meritxell o Roser) y
b) que quepa en un Espresso Macchiato tall.
Pero cuando he caído en la cuenta de que los cátaros ya sólo interesan para hacer series de televisión y pasear por el parque temático de Carcassonne en el que el niño armará una pataleta porque quiere la puñetera espada de madera de la tienda de souvenirs, he entendido que todo se trataba de un error de vuestro community manager. Lástima, ver a un tipo en el metro con armadura, es mucho mejor que ver a un imbécil machista con el arma dura.
Cambiando de tema, o no, decís en vuestra página web que “España es un país admirado y respetado en el mundo. Nuestra posición geográfica y devenir histórico, así como nuestra defensa de los Derechos Humanos y del entendimiento entre culturas, nos han convertido en un actor significativo en el panorama internacional”. En resumen, dime de qué presumes y te diré de qué careces. Pero si os hace ilusión ser el típico notas que entra en una fiesta creyendo que todos los ojos se posan en él, cuando lo único que ha hecho ha sido ponerse un traje de Batman en una fiesta que no era de disfraces, allá vosotros. Lo que me indigna es que todos los gobiernos españoles se hayan puesto entre ceja y ceja que hay que cerrar las oficinas de la Generalitat en el extranjero, cuando por parte del Estado español se ha puesto el mismo interés en fomentar las empresas catalanas que el que pondría Cayetana Álvarez de Toledo en el Aplec del Caragol. Yo si el Estado español fuese un ejemplo en cuanto a lo que es hacer las cosas bien, de manera profesional, dialogando con todos los agentes y creyendo en la diversidad, dejaría de lado muchas cosas para admitir que esta aventura que empezó en 1714 vale la pena. Pero es que hemos tenido que soportar a Dastis, un ministro al que se le ponían las orejas rojas cuando mentía en la BBC, a García Margallo que nos auguró un futuro parecido al de George Clooney en Gravity y ahora a Borrell, que está a dos telediarios de decirle a un periodista: “mierda la Sole, que te doy con el mechero”.
Espero que en poco tiempo podamos “catar” la república catalana. Lo haremos bien, mal o peor, pero al menos tendremos cerca a los que nos gobiernen. Como dijo Martí i Pol: “Cridem qui som i que tothom ho escolti. I en acabat, que cadascú es vesteixi com bonament li plagui, i via fora!, que tot està per fer i tot és possible”.
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