FALLO FREUDIANO #DenunciemLaCatalanofòbia

Estimado, o no:

Sin ser psicólogo, puedo afirmar sin temor a equivocarme, que has experimentado un fallo freudiano. ¿Y qué es un fallo freudiano, me preguntas con tu pupila madridista buscando mi pupila culer? Un fallo freudiano es un “mequivocao” en toda regla, un “lahecagao”, un “lo siento mucho, no volverá a ocurrir” borbónico. Y es que me apuesto mi carnet del Caprabo a que lo que querías decir es “lo bonita que sería España (en minúscula) y el mundo entero si los catalanes no existiesen”. No creo que el Montseny, la Costa Brava o la arquitectura de Gaudí te molesten. Ya sé que sin Catalunya los aragoneses tendrían playa, pero ese es otro tema. Los que te molestamos somos los catalanes. O quizás es que no tienes gatos o abdominales a los que hacerles fotos para conseguir likes en Twitter y has buscado la estrategia de la catalanofobia, tan habitual en esta red social.

Sería necesario entonces averiguar por qué los catalanes te molestamos hasta llegar al punto de desear nuestro exterminio, como hizo un pintor frustrado con bigotito ridículo que gritaba estupideces en las cervecerías del Munich de los años 20 y que después hizo el peor tour por Europa, después del de Pablo Llarena. 

¿Por qué los catalanes provocamos que escribas este deseo en Twitter? ¿Te dejó tu pareja de Camprodón? ¿Un señor de Vic te dio un golpe en tu coche aparcando marcha atrás? ¿Te pasaste sentado un día entero en el WC soltando demonios por culpa de una crema catalana caducada? Alguna experiencia traumática has debido pasar para afirmar eso en Twitter. A mí, por ejemplo, nunca se me ocurriría decir que ojalá desapareciese Albacete, aunque la gente diga: ve, caga y vete. 

¿No será que los catalanes somos como el espejito de la bruja de Blancanieves? Quizás somos aquellos que afirmamos que tu Disneylandia rojigualda no existe, que la transición fue un fraude, que los hijos de los franquistas hoy ocupan las estructuras del Estado, que el síndrome de estrés postimperio sigue causando estragos en el ego hispánico, que la unidad de España es una quimera si se envían a 9000 policías a dar hostias a una parte de la población o que no se puede construir una sociedad inclusiva si se siguen persiguiendo las lenguas que no son el castellano. 

Hay un momento precioso en El Mago de Oz. Toto, el perrito simpático que ha acompañado con discreción a Dorothy en su sueño febril (spoiler) descorre una cortina bajo la que se esconde el mago. En ese momento desaparece la magia y vemos la verdadera naturaleza de esa voz que da título a la película (otro spoiler). ¿No nos tendrás manía porque has descubierto que tu mundo de fantasía se parece poco a la realidad? No lo sé. Lo dejaremos en manos de tu psicoanalista.

Y ahora es cuando voy a ejercer de Toto. He visto en tu perfil de Twitter que eres madridista. Tu equipo del alma nació gracias a la iniciativa de dos personas: Juan Palacios y Juan Padrós, que constituyó oficialmente la institución. ¿Sabes dónde nació Juan Padrós? En una preciosa ciudad mediterránea llamada Barcelona.