OBJETIVOS

Estimado, o no:

Es bueno tener objetivos en la vida: aprender algo nuevo, adelgazar, correr una maratón, disfrazarte de Minion, vivir en Abu Dhabi a cuerpo de rey… Todos deberíamos tener objetivos. Otra cosa es que los consigamos, pero resulta bastante interesante saber dónde queremos llegar. No hay nada más triste que viajar con un GPS facha que siempre te lleve a la ultraderecha.

Los objetivos, en principio, deben ser realistas, lo que no significa necesariamente que sean fáciles de conseguir. Por ejemplo, el alemán Rolf Buchholz tiene dos récords mundiales: el de mayor número de piercings y el de modificaciones corporales en un hombre. Estos récords Guinness los logró con un total de 516 modificaciones corporales y 481 piercings. Además, se insertó dos cuernos en la frente y está completamente tatuado. Teniendo en cuenta que sus genitales están llenos de piercings, da un nuevo sentido al dicho “es más difícil de encontrar que una aguja en un pajar”.

Los objetivos también deben ser motivadores. Y es que no hay nada más desmotivador que los objetivos impuestos. Se les suelen llamar “obligaciones laborales” o “comida de Navidad con el suegro”. 

Y tampoco estaría mal que los objetivos que nos marcamos sean medibles. No es lo mismo decir “voy a celebrar el 12 de octubre con una cabra”, que “voy a celebrar el 12 de octubre con unos cuantos cabrones”. Convendrás que no es lo mismo.

Llegados a este punto, quizás estés pensando sobre la razón de esta carta. ¿Por qué un catalán que no conoces de nada te habla de objetivos en su blog? Porque tengo objetivos. Uno de ellos es denunciar la catalanofobia para demostrar que es imposible un proyecto común entre españoles y catalanes porque solo hay un proyecto, el actual, que es supremacista, excluyente y agresivo. Un proyecto que demoniza otras lenguas y otras culturas, que se apoya en la ignorancia y en prejuicios y que lo único que parece ofrecer son aportaciones intolerantes en las redes sociales o el silencio cómplice de quienes callan.

El meollo de toda la cuestión es que cuando formulas en Twitter la pregunta que ilustra esta entrada en el blog, ¿qué objetivos quieres alcanzar? Creo que no hace falta ser psicólogo para intuir que tu apuesta por la catalanofobia pretende obtener likes de otros catalanófobos. ¿Estoy equivocado? No creo que tus objetivos sean levantar puentes con los catalanes para que dejemos de pensar que un futuro fuera del Estado español es un error. Si es así, te recomiendo algún libro de psicología para preescolares porque tu estrategia es menos acertada que tomar el sol en Chernobyl. 

Y así estamos. El objetivo de este blog es denunciar la catalanofobia en las redes sociales y tu objetivo es escribir tuits catalanófobos para obtener likes y así generar un circuito de recompensa emocional. 

Te invito a que reflexiones sobre tus estrategias porque lo único que dan es combustible al independentismo. Si es así, gracias. Pero si no quieres reflexionar sobre esto porque te resulta aburrido, piensa en lo dolorosa que le debe suponer a Rolf Buchholz una erección.