NECIONALISMOS

Estimada, o no:

Me enseñaron que el hemisferio izquierdo del cerebro es capaz de reconocer grupos de letras que forman palabras y grupos de palabras que forman frases. Es decir, es el hemisferio que se encarga del habla y de la escritura y, también, de las matemáticas o de la lógica. Que Iceta sea ministro de Cultura no tiene lógica, pero aún tiene menos lógica que lo sea de Deportes. En todo caso, prefiero hablar del hemisferio derecho, ya que en él se ubica el recuerdo de caras y he decidido olvidar tanto la suya, como la tuya. 

Lo que no me enseñaron sobre los hemisferios cerebrales es que uno podía ser chachipiruli, globalista, ciudadano del mundo y nonacionalistahombreya y el otro podía ser supremacista lingüístico y sacar pecho porque “mi lengua la tiene más larga”. Tal vez esté equivocado y el nacionalismo no tenga que ver con identidades culturales, pero yo juraría que cuando uno sale a la arena de Twitter (o quizás debería decir “al lodo”) para presumir de que su idioma es el number two en la lista de los 40 principales, el olor a nacionalismo se impregna más que el olor a palomitas. Si uno piensa que su idioma tiene más derechos sobre otros porque se habla más, es que es más nacionalista que el frenillo de Abascal. 

Más allá de eso, creo que también te iría bien una cierta reflexión sobre los nacionalismos. Más que nada porque un señor bajito y delgaducho llamado Mahatma Gandhi fue el artífice de la independencia de la India. Amparado en la no violencia y en su firme creencia en la nación india plantó cara al imperio británico y hoy su figura está en los museos de cera, concretamente en la sección de gente que mola. Lo mismo podríamos decir de Martin Burger King (o algo parecido). Lo que sucede es que pasamos por alto que el nacionalismo anexionador (por ejemplo, en modo Hitler) no tiene nada que ver con el nacionalismo liberador. Y que no es lo mismo defender una identidad (la de tus padres, abuelos, etc.) que obligar a alguien a adoptar una identidad que no quiere empleando ese seductor método de “mira tu DNI”. En resumen, no es lo mismo un nacionalismo con ejército, policías, jueces y decretos ley que un nacionalismo con urnas (especialmente cuando el nacionalismo anexionador las prohíbe y está dispuesto a dar hostias y patadas voladoras). Por eso, antes de vomitar estereotipos poco reflexionados, no estaría mal que profundizases un poco más en la complejidad de las necesidades humanas. Porque, aunque Gandhi estaba muy flacucho, no necesitaba Whoppers, sino sentir que él y su pueblo eran libres. 

By the way, el castellano es el cuarto idioma del mundo en hablantes totales, no el segundo. Y si tenemos en cuanta el idioma de los emojis, queda relegado a la quinta posición.

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