Estimada, o no:
He visto que en tu foto de perfil has puesto una flor. Yo no suelo hablar con capullos pero es bueno hacer excepciones. Y si no, que se lo digan a la familia real, que siempre organiza la cena de Navidad sin cuñados, tal como manda la tradición.
No vas bien encaminada en cuanto al tratamiento que me debes. A mí no me llames Blog. Es mucho mejor que me llames Sr. Blog. No hace falta que te dirijas a mí con un Sr. Blog Societat Anònima, ya que con un Sr. Blog es suficiente. Me gusta hacer ciertas concesiones con algunos españoles por eso de compartir el anticiclón de las Azores y la península. Sin embargo, soy catalán y me has de tratar con respeto y de usted. Al fin y al cabo, te estoy pagando a tu rey y las cervezas de tu legión que con tanto cariño miran sin bebérselas.
Llevas un par de días diciéndome que odio a España. No suelo odiar a los países y menos aún si son decadentes y demófobos. Puestos a odiar, soy más selectivo y exigente. Odio la coliflor, las flatulencias ajenas y la halitosis de un acompañante de ascensor. Pero no odio a ningún país. De hecho, tampoco te odio a ti. A no ser que seas una coliflor facha, una flatulencia que escribe en Twitter o la halitosis de un contable de VOX en el ascensor después de comerse una morcilla de cebolla y ponerse gasolina de desodorante. No odio a España. No la votaré en Eurovisión, me reiré cuando eliminen a la selección española del Mundial y en mi Spotify no tendré jamás ninguna lista con los éxitos de Isabel Pantoja (antes de protagonizar Prison Break, versión folclórica). Pero eso no significa que la odie. No escribiré cartas de amor a Marchena y no me añoraré de ella cuando sea un ciudadano de la República catalana. Prometo alcanzar un cierto estado de indiferencia que ojalá sea mutua. Quizás enmarque mi última declaración de la Renta, quizás queme mi DNI en la hoguera de Sant Joan y quizás grite un sentido FUCK YOU como despedida, pero eso no es odio, es dignidad, algo de lo que carecen los catalanófobos, xenófobos y racistas antipatizantes de VOX (ya sé que se escribe simpatizantes pero muy simpáticos no sois).
Leo en una página web que la “proyección psicológica es un mecanismo de defensa mental mediante el cual una persona atribuye a otros, sentimientos, pensamientos o impulsos propios que niega o le resultan inaceptables para sí. Este mecanismo se pone en marcha en situaciones de conflicto emocional o cuando nos sentimos amenazados interna o externamente”. Yo creo que es tu odio el que te hace fantasear con la posibilidad de que somos los demás los que odiamos. Te sientes rechazada, está claro. Ahora estás en la etapa de negación y de desplazamiento de culpa. Pero según marcan todos los libros de psicología cuando hablan de los frustraditos por el abandono, ese capullo de tu foto se abrirá. Quizás tu belleza resplandecerá. O quizás no. Quizás te tengas que conformar con que una abeja te chupe el pollen… digo… el polen. Por cierto, lo único que es anónimo es el nombre del Blog. En mi libro puedes leer mi nombre, está mi foto y una pequeña reseña de mi biografía. Supongo que estabas oyendo tuits y, en plenas alucinaciones, no te ha dado tiempo de comprobarlo.
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