La insoportable obsesión por caer bien

hererra

La vida de las personas y de las sociedades está llena de momentos. Por ejemplo, debió haber algún momento en el que alguien decidiera que el acento catalán fuese motivo de burla, mientras que el acento andaluz o gallego fuesen simplemente divertidos. Debió también haber un momento en el que se estableciera que el castellano normativo sea el de los madrileños, que dicen “la chuvia cae sobre Madriz” sin que haya humoristas que lo utilicen en sus monólogos. Alguien logró establecer también en el inconsciente colectivo que los catalanes somos insolidarios y tacaños. Y ya puestos, que los independentistas somos totalitarios, nazis y supremacistas o, en la mayor empanada mental, que, además de supremacistas, tenemos complejo de inferioridad. Debió existir ese alguien y ese momento en el que los estereotipos triunfaron. Y desafortunadamente debió existir un momento en el que se construyó la idea de que los independentistas debíamos pedir perdón por existir, un momento en el que se decidiera que nuestra máxima aspiración fuese caer bien, que nos quisieran un poquito en España porque… jopetas, no somos tan malos… Así, adoptamos a Beatriz Talegón, a la que hemos convertido en la moreneta madrileña. Ya sólo nos falta dedicarle un Virolai con el ritmo de un chotis.

Y ha habido más momentos. Momentos en los que los contenedores de basura pasan a ser Patrimonio de la Unesco con sentimientos, en los que debemos agradecer a los Mossos que les haya sentado bien el café y que lo de tirar mujeres mayores al suelo, atropellar a manifestantes o que un joven pierda un testículo sean pequeños gajes del oficio. Hemos mantenido repúblicas durante ocho segundos porque en el noveno ya habíamos llegado demasiado lejos. Y hemos dedicado enormes esfuerzos en sentirnos queridos por Europa. Necesitamos el cariño y la comprensión de Juncker, cuando lo que deberíamos hacer es invitarle a una bodega del Priorat o del Penedés.

Basta ya. En serio. ¿Por qué no empezamos por dejar de intentar caer bien? Tengo la impresión de que, además de la independencia, queremos que nos den el premio al juego limpio. Y así, nos vamos autocensurando poco a poco. Nos dicen que la escuela catalana adoctrina y dejamos de hablar de política en las aulas. Nos machacan con que TV3 es el demonio y pasan más fachas por los platós que por el Valle de los caídos. Nos dicen que los CDR’s son violentos y tratamos a los contenedores de basura como animales de compañía. Som gent de pau. Sí, ya… pero mientras, Casado se pasa el día hablando del 155 y de intervenir hasta los Cargols a la llauna, los socialistas nos ponen ponsetias rojas junto a las amarillas, VOX se prepara para entrar por la Diagonal a lomos de caballos y cuatro españolazos se permiten el lujo de reírse de personas que han estado en huelga de hambre. Y el caldo haciendo chup-chup… a fuego lento… y nosotros con el lirio. Y que a nadie se le ocurra taparse la cara porque eso no puntúa en el Fair Play Award. No sé… mira tú… Feliz Navidad y que acabe ya este año.

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