Noticia: relato que se refiere a un hecho novedoso o no muy común, o a la relación entre hechos novedosos y/o atípicos, ocurridos dentro de una comunidad o en determinado ámbito específico, ya sea político, económico o social. Es la definición de noticia. “Hecho novedoso o no muy común”. Quizá estoy mal informado pero creo que no existen medios de comunicación que se dediquen a explicar hechos que sean comunes. Es más, creo que una de las conversaciones más aburridas a las que podemos someter a un oyente es aquella que explica hechos que no sólo no son novedosos, sino que además son muy comunes. Hagamos una prueba:
Hoy me he despertado como cada domingo. De hecho, como cada día, porque siempre me cuesta levantarme. Me duele la espalda, las cervicales me recuerdan que me hago mayor y el trayecto hasta el lavabo es un pequeño tormento hasta que las bisagras se ponen a funcionar. No voy a relatar las necesidades fisiológicas que he cubierto, aunque es fácil imaginar. Después me he duchado y he desayunado. He vuelto a descubrir a nuevos seres que necesitan más abrazos y menos redes sociales y he escrito un post en el blog.
¿Aburrido? Por supuesto. Es un coñazo. Fernando Trueba dijo que “la vida es una película mal montada” porque tenemos que soportar esos momentos aburridos, rutinarios y sin interés. Está bien, ya que mi vida es una invitación al bostezo, probemos con la de otros. Imaginémonos a un padre tipo:
Juan se ha despertado. Ha desayunado. Ha paseado al perro y ha aprovechado para comprar el periódico. Después ha dado un beso a su mujer, a la que quiere con locura, y juntos han despertado a sus hijos para hacer una pequeña excursión. Se han reído, han hecho bromas y han disfrutado de su compañía. Son una familia feliz, como la mayoría.
Precioso, ¿no? ¿Aburrido? También.
Efectivamente. La inmensa mayoría de parejas son felices, no se agreden, no se insultan. Se quieren y apuestan por una vida en convivencia. La inmensa mayoría de padres y de madres quiere a sus hijos. No abusan de ellos. No interrumpen su infancia con violencia, ni se convierten en sus monstruos, ni en fuente de traumas que duran toda la vida. La inmensa mayoría de las personas pasea por las calles sin esperar ser agredida. La inmensa mayoría de las personas siente empatía por otras personas. Y da igual su sexo, su origen, su orientación sexual, su religión o sus ideas políticas. Si hay que echales una mano se la echarán sin ningún problema. Afortunadamente, es así. La mayoría de la población es generosa, solidaria, experimenta ataques de ternura, tiene necesidades afectivas y nace, crece, vive y muere dejando una herencia de buenos recuerdos. Cierto. Y no salen en los medios de comunicación. Son anónimas. Felices (o no) pero anónimas. Porque son normales. Responden a unos estándares normales. Responden a la norma. Pero no todo el mundo es así. Hay una minoría que insulta, que agrede, que falta al respeto, que impone, que castra, que vomita su bilis en diferentes ámbitos: en la política, en el mundo laboral, en las escuelas, en las redes sociales y en los medios de comunicación. Y sí, son noticia. Porque generan hechos novedosos o no muy comunes dentro de una comunidad. Y si sus mentiras se normalizan, si su odio se normaliza, pueden crear muchos problemas. Porque la gente toma decisiones a partir de lo que le explican. Deja que un mentiroso o un demagogo te explique el relato, dale poder y ya verás qué sucede con tu sociedad.
¿La catalanofobia es una anécdota? Puedo estar equivocado, pero creo que no. ¿La mayoría de tuits son catalanófobos? Por supuesto, que no. ¿La mayoría de españoles son catalanófobos? La simple pregunta es un insulto a la inteligencia. Por supuesto, que no. Evidentemente, no. No y un millón de veces, no. ¿Los mayoría de catalanes somos hispanófobos? Otra pregunta que lleva adjunto otro insulto a la inteligencia. ¿Debo contestar? No es necesario, ¿no?
Vale, pues si no se pueden denunciar situaciones que uno cree que son injustas, digámosle al periodista con cierta vocación de transformación social que deje de hacer periodismo. ¿Para qué? Los desahuciados son una minoría. Los refugiados, también. Las mujeres que son víctimas de la violencia son otra minoría, ¿no? Los ataques racistas, la islamofobia y el odio étnico son anecdóticos. Hablemos de familias felices. Digámosle a la gente que el sistema funciona y que nuestro país es lo mejor que ha parido la Historia Universal. ¿Para qué escribir? ¿Para qué intentar amueblar nuestras creencias con algunas dosis de pensamiento crítico? No es necesario. Como los que crean problemas son minoría…
A aquellos que no os gusta que alguien ponga delante del espejo la parte menos atractiva de la sociedad para que veáis si tiene o no validez aquello en lo que pensáis, dejadme que os diga algo: o cambiáis de espejo por uno de los que te muestran más delgado y atractivo para seguiros engañando o cambiáis vuestras creencias porque, sinceramente, cuando un político madrileño no puede escribir un tuit en catalán sin que aparezcan dos, tres, cuatro o una multitud de ignorantes, es que quizás no vivimos en Disneylandia. ¿Os gusta que os expliquen que vuestro país es genial? ¿Queréis una familia real maravillosa? ¿Os apetece un país de colorines, sin corrupción, sin salvapatrias y con un final feliz? Pues nada, alquilad una película Disney porque en España hay material informativo para mucho tiempo.
You must be logged in to post a comment.