Estimado, o no, Ángel:
Disculpa que invada tu espacio de profunda reflexión personal para hacerte una pequeña petición: necesito que definas qué entiendes por paleto. Pero, sobre todo, qué tipo de paletos son los nacionalistas. Soy un independentista que no se siente especialmente nacionalista. Ni canto himnos (sólo el del Barça y la canción de Shin Chan), ni siento más amor por las banderas que el que puedo sentir por una buena película. Eso sí, me siento catalán y no me gusta que nadie se atribuya el derecho de menospreciar mis orígenes. Especialmente cuando se imponen otros nacionalismos para convertir mi identidad en invisible. ¿Es eso ser nacionalista? Si es así, gritar “viva España” y poner una bandera de 35 kilos de peso en la Plaza Colón de Madrid a lo mejor debe ser una nueva terapia de conducta que no acabo de necesitar.
Pero no nos desviemos del tema. Quiero saber si los nacionalistas catalanes son paletos del tipo “me comí tres cocretas y me sentaron fatal en la basílica balear” o del tipo “mi vecino tuvo un pólipo frenético”. Es importante saber qué entiendes por paleto. Y es que quizá no compartimos el mismo concepto de lo que es un paleto. El diccionario de la RAE asegura que es alguien “poco educado y de modales y gustos poco refinados”. En pocas palabras, un tipo más bien tirando a bruto. ¿Alguien que no sabe conjugar correctamente el verbo votar o que no sabe que revancha se escribe con “v”? No lo sé. Por eso te dirijo estas palabras. Necesito que me ilumines con el saber que te permite juzgar a todo un movimiento que desde el 2010 (o antes) ha sido el único aire fresco de renovación y de auténtica libertad generado por la sociedad civil que ha entrado en la península, para disgusto de los pocos que viven de puta madre y de los que saben que podrían estar mucho mejor pero les siguen votando.
Por si te quedas más tranquilo, debo decirte que tengo 48 años y no voté la Constitución. En aquella época flipaba más con el fuego de pecho de Mazinger Z y con los pechos de Afrodita (si soy sincero, más con los pechos voladores de Afrodita). La Constitución era algo de lo que hablaban los mayores y que no me importaba mucho. Ahora ya sé que cuando en su artículo 2 dice que “la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas” me estaban atando al deseo de un dictador que dejó en herencia unas estructuras de estado y unas inercias que no se van ni con agua caliente. Por eso, Ángel, permíteme que te diga que te puedes quedar con tu erudición, ponerle un lazo y metértelo por el lugar en el que amargan los pepinos hasta que llegue a la “basílica balear”. Te deseo, eso sí, que no te coja un “pólipo frenético”.
P.D. Suerte con las cotorras. Piensa que en el fondo son muy majas. Por lo menos no llaman a nadie “paleto”. Porque el problema no está en escribir con faltas de ortografía, sino en insultar. Si no gusta que te invadan las cotorras, imagínate lo bonito que es llamar a alguien paleto por el hecho de tener unas ideas diferentes a las tuyas. Acabo deseándote que pases unos momentos muy felices en el Parque de la Paz. Ojalá se te pegue algo de esa “paz”. 😉
Àlex
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