Estimado, o no, Bertín:
No sé si recuerdas aquellos cromos que aparecían en el Bollycao del “toi”: toi cansao, toi contento, toi en Panamá… Bueno, quizá este último no se diseñó. Ejem… Ejem… En todo caso, después de leer tu entrevista en Vanity Fair, el dibujito con el que me siento identificado es el de “toi flipao”. Con sólo unas pocas respuestas de diferencia dices que tu entrevista soñada sería a Hitler y que, en cambio, no entrevistarías a un presidente democráticamente elegido porque es un delincuente. No se veía semejante incoherencia desde que pusieron tus discos en la sección de música de El Corte Inglés.
¿Y qué tipo de programa le harías a Hitler? ¿Cocinaríais juntos? En ese caso, te pido que busquéis un supermercado judío y juntos preparéis unos suculentos platos siguiendo los principios del cashrut: fladen, jalot, lokshen… Estoy seguro de que lo degustará todo con fruición. También sería bueno que reguéis todo con buen vino. Ya sé que siempre lo haces en tu programa. Es una buena manera de desatar las lenguas y que empiecen a aflorar pensamientos profundos. De hecho, me encanta esa fase lacrimógena que tienen algunas personas cuando están achispadas. Es después de las fases “exaltación de la amistad” y “cantos regionales”.
De tu programa, además, resulta especialmente interesante ver cómo los hombres os hacéis un lío en la cocina y viene una mujer a rescataros (como en el caso de Sara Carbonero con Iker Casillas). Precioso, de verdad. Y nada machista. ¡Para nada! Ya me veo a Eva Braun poniendo tieso a Adolfito: ¡¡¡que te callen!!! ¡¡¡Cojonen!!! No sé cuál es la traducción del alemán pero suena fatal.
Lo único que echo de menos en tu inimitable show son varias puertas que se abran y se cierren para ir escondiendo a amantes, como en uno de esos vodeviles que tanto gustan por Madrid. Verte a ti, a Arévalo y a mujeres en ropa interior corriendo por la cocina, ante la cara de estupefacción de Adolfo y Eva, sería la mayor sublimación de la caspa de la historia de la televisión. Me extraña, eso sí, que a alguien que pasará a los anales (nunca mejor dicho) por ser una mezcla de chef improvisado y Larry King, no se le haya ocurrido semejante idea. Porque entrevistar a Nicolás Maduro para saber lo que piensa, sin necesariamente hacer el paripé de cocinar y beber vino, es pedirle mucho a un periodista, ¿no? ¿He dicho periodista? ¿He dicho Bertín Osborne? Ah, ya. Perdón. Toi flipao.
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