¡Insultémonos!

Venga, va, insultémonos. Olvidemos que somos adultos. Enterremos nuestra educación bajo gruesas capas de agresividad. ¡Cabrón! ¡Hijo de la gran puta! ¡Mamonazo! Multipliquemos por cero nuestra asertividad. Convirtamos la empatía en un valor inútil. ¡Gilipollas! ¡Estúpido! ¡Tonto del culo! ¿Te gusta más el café o el té? A mí el café. ¡Capullo! A mí lo que me va es el Earl Grey. ¿Android o iPhone? Yo donde esté un iPhone no… ¡Imbécil! El mío hace mejores fotos. ¿Dónde vas con esa falda tan corta? ¡Guarra! ¡Calientapollas! ¿Y tú, viejo verde de mierda? ¡Si no haces más que mirarme las tetas! ¡Anormal! ¡Pajillero! ¡Vete a la mierda! ¡Vete tú! ¡Que no, que te vayas tú, que te lo he dicho antes! ¡Si no tienes ni media hostia! ¡Uy, lo que me ha dicho! ¡Muerto de hambre! ¡Tu puta madre!

Y cuando ya nos hayamos insultado lo suficiente, utilicemos la violencia, convirtamos la Inquisición y las torturas medievales en un sutil juego de niños. Arranquémosle la cabeza a nuestro adversario. Quemémosle vivo. Convirtamos los hematomas de su cara en nuestro maravilloso proyecto vital. ¡Joder, que para eso hemos estudiado o trabajado tanto! ¡Por eso somos abogados, ingenieras, enfermeros, médicos, psicólogas, panaderos, autónomos, empresarias, deportistas o profesores! ¡Que somos los mejores, coño! ¡Que damos las mejores hostias! ¡Que por eso soy periodista o político o tertuliano o todo a la vez! ¡Para cagarme en la puta madre de otros periodistas o políticos o tertulianos o de otros que son todo a la vez! ¡Infranormal! ¡Soplapollas! ¡Chupacoños!

Y cuando ya nos hayamos insultado lo suficiente, cuando hayamos amenazado lo suficiente, cuando le hayamos demostrado al mundo nuestra incapacidad para ejercer como adultos maduros y emocionalmente inteligentes, miremos por un momento a nuestros hijos, a nuestras parejas o a nuestros amigos. Crucemos con ellos nuestras miradas y convenzámosles de que valemos mucho, de que nuestra inteligencia social es un ejemplo, de que podemos ser buenos/as padres/madres, buenas parejas o buenos/as amigos/as. Después cerremos los ojos y reinventemos nuestra manera de vivir, por favor.

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